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13th Sunday in Ordinary Time (Spanish) - June 27, 2021

Queridos amigos,

En este decimotercer domingo del tiempo ordinario, las lecturas nos recuerdan el propósito de las abundantes bendiciones que Dios derrama incesantemente sobre nosotros: tienen como objetivo transformar vidas y el mundo que nos rodea.

Las dos historias del Evangelio abren la mente. Dios, que nos levanta de las cenizas de nuestra nada para compartir con nosotros Su vida, quiere que hagamos lo mismo con los necesitados que nos rodean. Pero antes de eso, necesitamos una cosa: fe y seguridad en Dios. La fe nos hace afrontar y afrontar con valentía todos los obstáculos de nuestra vida, sabiendo que nunca estamos solos. La mujer se habría quedado con su situación si no hubiera roto las barreras del miedo, la vergüenza y la oposición. Temblando y confiada, sabía que no había alternativa. Ese era el momento, ese era su momento.

Cuando nos miramos a nosotros mismos, podemos relacionarnos con esta mujer, que lleva con nosotros y en nosotros la carga de nuestros miedos y luchas. Pero, a diferencia de ella, no necesitamos luchar para tocar a Cristo. Él ya se ha puesto a nuestra disposición en la Eucaristía que celebramos y recibimos, así como en otros sacramentos. Solo necesitamos abrir nuestro corazón para dejar que Él nos sane.

La fe es lo que Cristo alaba en ambas personas en el evangelio: la mujer y el funcionario que vino a pedir ayuda en nombre de su hija. Al primero le dice: "Hija, tu fe te ha salvado". La palabra "hija" determina el tipo de relación que Cristo está llevando a la mujer a entablar. Debe experimentar el amor y el cuidado del Padre que nunca desprecia a sus hijos. Cristo le asegura que ahora está a salvo y sana con su regreso a la casa del Padre. El miedo y la vergüenza nos alejan del amor del Padre manifestado en Cristo. Una vez que lo enfrentamos con fe y confianza, no hay nada que pueda hacernos retroceder y alejarnos de las manos compasivas y misericordiosas del Padre.

Del mismo modo, al oficial Cristo le dice: “No temas; solo ten fe." Esto es lo que Cristo espera de nosotros: Fe. El que puede hacernos mover montañas. Vemos aquí las montañas movidas de las vidas tanto de la mujer como del funcionario cuya hija vuelve a la vida.

Tú y yo siempre estamos aterrorizados por la cantidad de desafíos que cargamos en nuestra vida diaria. Tenemos miedo de acercarnos al Señor para pedir ayuda y sanidad. Hoy quiere que estas palabras suenen también en nuestros oídos: "¡Les digo, levántense!" Levántate y emprende el camino de la salvación junto al Señor. Levántate y abraza el amor de Dios en Cristo. Levántate y extiende tus brazos como Cristo para abrazar y sanar a quienes te rodean, porque Cristo te ha liberado de toda esclavitud. Y de esta riqueza estamos destinados a compartir con los demás y transformar sus vidas. Porque Cristo, que se hizo pobre para hacernos ricos, quiere que seamos como Él y cambiemos vidas y el mundo que nos rodea. ¡Aumentar! No temas más y transforma el mundo, porque tú y yo somos los instrumentos que Cristo ha elegido para marcar la diferencia en el mundo.

Que el Señor nos bendiga a todos mientras continuamos orando unos por otros y por nuestra familia parroquial.

P. Emery

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