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16th Sunday in Ordinary Time (Spanish) - July 17, 2022

Queridos amigos,

Hay una verdad sobre la mente humana, que es selectiva. Este proceso ocurre dentro de nuestra mente incluso cuando no somos conscientes de ello. En la lectura del evangelio de hoy, vemos la lucha que enfrenta Marta y escuchamos la respuesta de Jesús.

Generalmente, cuando leemos este pasaje del evangelio, nos sentimos tentados a pensar en una alternativa exclusiva. Solemos pensar en dos cosas irreconciliables: una es lo que hace María y la otra pertenece a Marta. Y tendemos a preguntar: ¿quién soy yo, Marta o María? En la lectura del evangelio de hoy, Jesús nos invita a descubrir la fuente de nuestra fuerza y ​​compromiso. En otras palabras, responde a la pregunta del “por qué” de nuestro servicio mutuo. Él quiere que respondamos a la pregunta: “¿por qué estoy haciendo esto?” ¿Por qué estoy sirviendo? ¿Es porque simplemente me gusta? ¿Es solo porque tengo ganas de hacerlo? ¿O porque simplemente lo hago?

Para nosotros, cristianos y discípulos, el servicio en beneficio de los demás tiene su vida a los pies de Jesucristo. Aprendemos de Él y obtenemos todo lo que necesitamos para avanzar en nuestro ministerio. Por eso nuestro servicio mutuo es la expresión de nuestro servicio a Dios. “Martha, Martha, estás ansiosa y preocupada por muchas cosas. Hay necesidad de una sola cosa. María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán.” ¿Cuál es esa mejor parte? Como vemos, se trata ante todo de escuchar al Señor y confiar en Él como fuente de vida y de todas las fuerzas que podamos adquirir para cumplir nuestra misión de discípulos. Se nos recuerda una vez más la conexión intrínseca entre la oración y la acción. Estamos llamadas a integrar en nosotras y en nuestra vida tanto a María como a Marta. No se espera que seamos simplemente María o simplemente Marta. Estamos destinados a ser la combinación de ambos. Nuestro compromiso de servir siempre debe surgir de nuestra profunda relación con el Señor. En la celebración de la Eucaristía recibimos las bendiciones y las gracias que nos llevan a la acción. De los pies de Jesús, nos movemos al mundo donde somos enviados a servir a Dios a través y por nuestro servicio mutuo. Si confiamos en los seres humanos como fuente de nuestro compromiso de servir a Dios ya los demás, siempre experimentaremos decepción, frustración y abatimiento. Pero si confiamos en Cristo, nadie nos quitará el gozo de servir. Porque sabemos que aquel que nos llamó siempre estará a nuestro lado.

¿Qué pasa entonces con la carga de la carga y las frustraciones que vienen con el compromiso de servir? Aquí nuevamente la respuesta de Jesús es clara: Él es la respuesta a las frustraciones de nuestra vida. Como Marta en el evangelio de hoy, experimentamos desesperanza e impotencia en medio de los desafíos y frustraciones de nuestra vida. Incluso llegamos a pensar que el Señor está lejos de nosotros y nos ha abandonado. Hoy te dice que tu corazón generoso que das y pones en lo que te pide siempre dará fruto si confías en él. Para que vuestro ministerio y deber den fruto, estáis invitados a conciliar la oración, la lectio divina, la meditación, la adoración y la acción. Porque es de Jesús, la Fuente de todo bien, de quien sacaréis agua de valor y de fuerza.

Mientras nos volvemos al Señor para recibir la respuesta a las frustraciones de nuestra vida, arrodillémonos a sus pies, escuchándolo para hacer de nuestro ministerio una verdadera respuesta a su llamado. Y sigamos orando unos por otros y por nuestra familia parroquial.

P. Emery

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