Holy Cross Catholic Church

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5th Sunday in Easter (Spanish) - May 2, 2021

Queridos amigos,

Mayo es el mes de María y muchas cosas están sucediendo en nuestra familia parroquial: Primera Comunión para nuestros estudiantes de Formación en la Fe, Rosario en la Gruta todos los sábados antes de la Santa Misa de la mañana, Coronación de Mayo, etc. ¡Qué momento tan maravilloso para profundizar nuestra devoción y nuestro amor por la Santísima Madre! ¿Has pensado en aprovechar la oportunidad de más gracias y bendiciones por la intercesión del que Cristo nos dio a los pies de la Cruz como Madre?

Este mes comienza también con la fiesta de San José Obrero. Durante este Año de San José, tenemos una ocasión más para reflexionar sobre las virtudes de quien aceptó ser el padre terrenal de nuestro Señor. Durante este mes, como es nuestro camino con San José, estaremos reflexionando sobre la virtud de la Humildad. San José fue un hombre de gran humildad. Aprender de él y pedir su intercesión es una manera de reconocer nuestra dependencia de Cristo, cuyo padre terrenal San José aceptó ser, no porque lo mereciera, sino reconociendo con humildad la verdad de su dependencia de Dios.

En el evangelio de hoy, Jesús se presenta a nosotros de una manera muy diferente; Él es la vid y nosotros los pámpanos. El domingo pasado nos recordó que, como ovejas suyas, debemos escucharlo a Él, nuestro Buen Pastor. Al enfrentarse a tantos falsos "pastores" en el mundo de hoy, Él nos dijo que Él es el único que puede llevarnos al verdadero redil, donde no habrá lobo. Hoy, nos recuerda que no podemos vivir y dar frutos una vez que seamos separados de Él. Él nos da vida y nos nutre porque Él es la Fuente de Agua Viva. De Él simplemente nos marchitamos y no podemos dar frutos.

Hoy en día, se nos ofrecen todo tipo de falsas seguridades en nuestra vida, especialmente la ilusoria seguridad de una vida sin dolor o sin sufrimiento. En palabras del Papa Benedicto XVI, el mundo nos ofrece una salvación barata y sin esfuerzo. Hoy, Cristo nos recuerda y nos dice que solo cuando permanecemos en Él podemos esperar compartir la verdadera felicidad y la plenitud de la vida. Es de Él de quien podemos obtener las bendiciones que nos ayudarán a dar frutos que transforman el mundo en las premisas del Reino de Dios.

San José y la Virgen María nos son entregados este mes como modelos a seguir. A través de su humildad y confianza en Dios, pudieron ver las maravillas de Dios cumplidas en ellos. Asimismo, si permanecemos en el Hijo de Dios, la Vid verdadera, nosotros, sus pámpanos, tendremos vida y podremos dar los frutos para la venida de Su reino.

Continuemos orando unos por otros y por nuestra familia parroquial.

P. Emery

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