Holy Cross Catholic Church

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Third Sunday in Advent (Spanish) - December 13, 2020

Queridos amigos,

Hoy celebramos el domingo de Gaudete. Todos estamos invitados a regocijarnos en el Señor porque nuestra salvación está más cerca que nunca. Cada semana hemos estado reflexionando sobre el significado de la vela de Adviento que encendemos. Después de encender la "Vela del amor" la semana pasada, hoy encendemos la tercera vela, la "Vela de la alegría".

A la vista de las incertidumbres de hoy, podemos preguntarnos si hay lugar para la alegría. La respuesta a nuestras preocupaciones se encuentra primero en nuestras reflexiones anteriores sobre la "Vela de la esperanza" y la "Vela del amor". La esperanza nos recuerda que Dios es el que manda y que el mensaje de los profetas nos despierta a la fidelidad de Dios. La esperanza es la conciencia de que mañana será mejor porque es de Dios. Y más que un ojo en el resultado de mañana, la esperanza alimenta en nosotros el consuelo de que nuestro Señor y Salvador viene a salvarnos y liberarnos de toda esclavitud del pecado y el miedo. El amor, por otro lado, nos revela cuán preciosos somos a los ojos del Señor. Mientras todavía éramos pecadores, Dios envió a su Hijo para rescatarnos de la muerte. La Vela del Amor nos muestra cuánto le importamos a Dios que se necesitó de Su único Hijo para venir y tomar nuestra humanidad, para ser como nosotros y traernos de regreso a nuestra identidad original. Se nos muestra el amor infinito de Dios para invitarnos a ser a cambio expresiones de amor.

Entonces, ¿por qué debemos regocijarnos en este domingo gaudete? Porque a través de su amor Dios alimenta nuestra esperanza de la salvación que nos envía. La Iglesia se regocija porque nuestra esperanza se está cumpliendo con la venida del Hijo de Dios. Nuestra salvación está a las manos. No importa lo difícil que pueda ser; No importa cuán profunda sea la oscuridad de la desesperación en nuestra vida diaria, la razón de nuestro gozo es que Dios nos está mostrando su misericordia y nos está vistiendo con Su manto de salvación; no porque lo merezcamos, sino por Su insondable amor por nosotros: tú y yo.

Mientras continuamos nuestro viaje en busca del significado de la vida durante este Adviento, este tercer domingo nos acerca a la respuesta. Viene la luz que desvelará la presencia de Aquel que da pleno sentido a la vida y de quien no hay vida: Jesucristo, el Hijo de Dios.

Continuemos ahora orando unos por otros y por nuestra familia parroquial.

P. Emery

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