Queridos amigos,
A medida que continúa nuestro viaje de Cuaresma, las lecturas de las Escrituras de hoy confrontan nuestras formas de ver el mundo y todo lo que nos rodea. Las Escrituras desafían nuestra ceguera y nos invitan a esforzarnos por ver con nuestro corazón, con la esperanza de que, a la luz de Cristo, podamos llegar a ver el mundo a través de los lentes de Dios, es decir, como Dios lo ve.
Este domingo se llama “Domingo Laetare”, lo que significa que estamos invitados a regocijarnos por la cercanía de nuestra Redención. Este domingo es una “gozosa anticipación del misterio pascual”. El domingo pasado, la mujer samaritana nos llevó por el camino del discipulado, recordándonos que nuestro encuentro con Jesús siempre debe llevarnos a dar testimonio, a compartir la maravillosa experiencia con los demás. Somos hechos discípulos para hacer discípulos. Hoy, se nos recuerda que el propósito de un discípulo es crecer. Pero para hacerlo, tenemos que ser sanados de nuestra ceguera que nos impide ver el mundo a través de los ojos de la fe.
Desde la segunda lectura, escuchamos resonar la invitación a crecer como discípulos. Leemos: “Despiértate, tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará”. Ser sanados de nuestra ceguera significa ver a través de la fe y tomar con valentía cualquier oportunidad que Dios nos dé para crecer. Hay tantos aquí en Santa Cruz, nuestra y vuestra familia de la Iglesia. Para profundizar, se nos ofrecen oportunidades para aprender y orar: estudio de libros, catecismo de adultos, MDS, adoración eucarística, etc. Nos hacemos más amplios a través del compromiso de servir al Señor. ¿Has pensado en unirte y servir como Lector, Ministro Eucarístico, Ministro de Hospitalidad, Acólito, Panes y Pescados, Miembro del Coro, Grupos pequeños que nos ayudan a conectarnos entre nosotros, o muchos otros ministerios donde Dios nos llama? Como discípulos, estamos aquí para despertar y crecer mientras oramos, somos voluntarios e inspiramos a otros a seguir a Cristo.
Este domingo de Laetare tendrá todo su significado solo si anticipamos esta alegría del misterio pascual al comprometernos como discípulos a orar, ofrecernos como voluntarios e inspirar a otros para nuestro propio crecimiento y el crecimiento de nuestra familia eclesial, que es el Cuerpo de Cristo. Y sigamos orando unos por otros y por nuestra familia parroquial.
Que dios los bendiga a todos.
Padre Emery