Holy Cross Catholic Church

Browsing Fr. Emery's Blog

Third Sunday in Lent (Spanish) - March 20, 2022

Queridos amigos,

La parábola de la higuera de hoy me recuerda mi infancia cuando íbamos a la agricultura con mi madre. La finalidad de trabajar las diferentes plantas que teníamos en la finca era hacerlas dar frutos. Toda la energía estaba dirigida a la cosecha e incluso imaginábamos, fantaseábamos, el resultado una vez que los productos estaban maduros. En ese momento, rara vez pensábamos en un solo maíz que no daría fruto. Siempre pensamos en ellos fructíferos y florecientes.

¿Por qué un agricultor pensaría que sus plantas no dan fruto? No había razón porque les dimos nutrientes, sacamos hierba que los ahogaría y nos aseguramos de que todo estuviera bien. La decepción proviene de darnos cuenta de que las plantas que regamos y en las que gastamos tiempo y energía no darían frutos. Simplemente permanecerían estériles. Entonces, como hijo de granjero, realmente lo entiendo. El enfado del jardinero sería también el mío y recuerdo mi propio enfado cada vez que no encontraba, pimientos, tomates y choclos maduros en la época de la cosecha mientras poníamos y hacíamos todo lo que estaba a nuestro alcance para hacerlos fructíferos. ¿Por qué entonces deberían agotar el suelo? La solución fue arrancarlos y tirarlos.

Esta parábola hace más comprensible nuestro tiempo de Cuaresma. Cada uno de nosotros es como esa higuera que Jesús, el Jardinero, riega y protege para que dé fruto. Se nos predica y explica la palabra de Dios, se proveen y celebran los sacramentos para fortalecer nuestra relación con Dios y entre nosotros, se organizan actividades devocionales… Todas estas son las diferentes formas en que Jesús nos riega para hacernos crecer y dar fruto. Desafortunadamente, en muchos sentidos seguimos siendo infructuosos. Cada vez que venga a misa; cada vez que escuchamos la palabra de Dios o celebramos los sacramentos, es la oportunidad que nos da Jesús para ser podados y dar fruto.

¿No decimos que somos el jardín de Dios? Sí, de hecho eso es lo que somos. Sin embargo, a diferencia del jardín ordinario que se riega solo por ser hermoso, el jardín de Dios tiene otro propósito, a saber, dar fruto. Si Jesús nos riega y nos poda es para que seamos simplemente hermosos. El fin de todo eso es que demos fruto. Y esos frutos son el amor, la compasión, la misericordia, la templanza, el temor del Señor y la fortaleza. Esto último es más necesario hoy que enfrentamos los desafíos que buscan hacernos callar frente a tanto sufrimiento infligido al mundo. Somos discípulos, estamos destinados a manifestar el amor de Dios a través de nuestro amor y servicio a los que sufren y a los menos afortunados.

La Cuaresma es el momento en que se nos brinda esa oportunidad. No solo agotemos el suelo mientras escuchamos la palabra de Dios y participamos del cuerpo y la sangre de Cristo. Dejémonos transformar en el encuentro con el Señor y hagamos de nuestras acciones, palabras y vidas signos y pruebas de la obra del Espíritu Santo en nuestros corazones. Y sigamos orando unos por otros y por nuestra familia parroquial.

P. Emery

Subscribe

RSS Feed

Archive


Access all blogs

Subscribe to all of our blogs